miércoles, 30 de octubre de 2019

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Los 2 errores más habituales de quienes rezan el rosario


Habla de ellos uno de los más grandes apóstoles de la devoción a la Virgen de toda la historia

San Luis María Griñón de Monfort es uno de los grandes apóstoles de la devoción mariana, o sea, del amor a Nuestra Señora, la Santísima Virgen María, como Madre de Jesús, y por voluntad de Él madre nuestra.

Siendo el Rosario una de las manifestaciones más populares y una de las formas más profundas de contemplación de los misterios de nuestra Redención, lo recomienda con gran fervor y le dedica un lugar central en su obra.

En este fragmento tomado de su libro El Secreto Admirable del Santísimo Rosario para convertirse y salvarse, habla de los dos errores más habituales que se cometen al rezar el Rosario:

“Para recitar bien el Rosario, después de invocar al Espíritu Santo, ponte un momento en presencia de Dios(…).

Antes de empezar cada decena, detente un momento más o menos largo, –según el tiempo de que dispongas– a considerar el misterio que vas a contemplar en dicha decena. Y pide por ese misterio y por intercesión de la Santísima Virgen una de las virtudes que más sobresalgan en él o que más necesites.



Pon atención particular en evitar los dos defectos más comunes que cometen quienes rezan el Rosario.

El primero es el no formular ninguna intención antes de comenzarlo. De modo que si les preguntas por qué lo rezan, no saben qué responder. Ten, pues, siempre ante la vista una gracia a pedir, una virtud que imitar o un pecado a evitar.

El segundo defecto en que se cae al rezar el Rosario es no tener otra intención que la de acabarlo pronto. Procede este defecto de considerar el Rosario como algo oneroso y tremendamente pesado hasta haberlo terminado, sobre todo, si te has obligado a rezarlo en conciencia o te lo han impuesto como penitencia y a pesar tuyo”.

Resumiendo, en tu próximo Rosario no te olvides de:

1. Rezar por una intención concreta
2. Recitarlo sin prisa, con calma, recogimiento y paz


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¿Qué se hizo el anillo de matrimonio de la Virgen María y san José?


Dos ciudades entraron en guerra: es la Guerra del Anillo y no la escribió Tolkien

Cuando se habla de la Guerra del Anillo, inevitablemente viene a la memoria – gracias a Peter Jackson, para quien no haya leído el libro – el épico enfrentamiento entre Rohan y Gondor contra los orcos de Sauron, mientras dos minúsculos hobbits se adentraban en Mordor para destruir la maldita joya en el Monte del Destino.

Pero la historia reserva curiosas sorpresas: hubo una Guerra del Anillo real e histórica, que enfrentó a las ciudades italianas de Chiusi y Perugia en el año 1473, y que no terminó en un baño de sangre gracias al descubrimiento del cuerpo de una mujer muerta mil años antes.



No era un Anillo del Poder: para los cristianos de aquella época, era aún mucho más. Según la tradición, era el mismo anillo esponsal que san José entregó a la Virgen María, antes de la Anunciación.

Hay dos leyendas de cómo llegó el anillo a la ciudad italiana de Chiusi. La primera cuenta que Santa Mustiola, princesa romana (siglo IV) fue la poseedora del Santo Anillo, que se lo había regalado su difunto prometido Lucio, y que, escapando de las persecuciones religiosas a los cristianos por parte de Aureliano, llegó a la ciudad con la reliquia.

La otra historia dice que la reliquia llegó a Chiusi a principios del siglo XI gracias al regalo de un mercader judío a un orfebre llamado Ainero, con la condición de que la venerase como se merecía. Según decía, la mismísima Virgen María se le había aparecido en sueños, y aquello estaba haciendo tambalear su fe judía.

Ainero no creyó mucho en aquella “historieta” y dejó el Anillo guardado y olvidado en la cripta de la familia (inevitablemente, lector de la obra de Tolkien, surgen las similitudes con la ocultación del Anillo en la Comarca en manos de Bilbo Bolsón). Años después su único hijo fallece. Estando en el lecho de muerte, el hijo, ya con un pie en el otro mundo, reprochó al padre haber dejado abandonada de esa manera una reliquia de tal importancia.

Ainero, arrepentido, y después de comprobada su autenticidad, entregó el Anillo como donación a la iglesia de Santa Mustiola para que todos pudieran venerarlo. Allí comenzarían los milagros desde el primer día que llegó: por ejemplo, las campanas de la iglesia repicaban sin cesar, sin que nadie las tañera.

Un buen día, un fraile alemán del convento de San Francisco robó la preciada reliquia. No se sabe bien si fue por encargo del obispo de Perugia, o si fue por despecho, ya que algunos religiosos de Chiusi lo habían tratado mal (pensaría sin duda que los “chiusini” no merecían tener esa grandiosa joya). Robó, por tanto, el Anillo, y escapó en la noche hacia su tierra natal.

Cuando pasaba por la ciudad de Perugia, una intensa y repentina niebla le envolvió y no le permitió ver bien el camino por donde seguir. Así que decidió buscar refugio en la casa de un amigo. Invadido por los remordimientos por lo que había hecho (y seguramente temiendo que aquella maldita niebla fuera el aviso de un castigo), decidió contarle todo a su anfitrión. Este decidió que lo mejor era entregar el Anillo al alcalde de la ciudad de Perugia, el cual, admirado, recompensó al amigo con dinero y eximió del pago de impuestos a su familia hasta la tercera generación.

En tanto en Chiusi, ya al tanto del robo, corrieron a la caza del ladrón, hasta que dieron con él y lo apresaron.



¿Y el Anillo? Es aquí donde comienza una guerra entre las dos ciudades para poseerlo durante años. Se sucedieron pleitos entre autoridades y ciudadanos, y los canónigos de ambas iglesias propusieron que el Santo Anillo fuera depositado en una iglesia neutral: la urbana de los pobres franciscanos conventuales.

La cosa no paró ahí. Sixto IV, a quien recurrieron desde Chiusi y desde su defensora Siena, decidió contra Perugia; pero su sucesor, Inocencio VIII, que necesitaba ganarse el favor de la ciudad, dirimió el conflicto a favor de Perugia. Chiusi quedó en una honda tristeza, aunque afortunadamente, tiempo después descubrieron los restos de su Santa patrona Mustiola, y la alegría del descubrimiento calmó los ánimos y puso fin a la “Guerra del Anillo”.

La reliquia fue depositada en un cofre cerrada con 14 llaves en la catedral de San Lorenzo de Perugia, en la que se erigió una capilla, la Capilla del Santo Anillo, y pidieron a su más destacado pintor, el Perugino, la famosa obra el “Matrimonio de la Virgen”. Esta bella pintura, por desgracia, fue robada siglos después por Napoleón, y actualmente se encuentra en el Museo de las Bellas Artes en Caen (Francia).


Desde su llegada a Perugia, el Anillo Santo ha ayudado a crear un puente entre la religión oficial y la piedad popular y la ciudad ha recurrido en varias ocasiones a merced de la Virgen para evitar desastres naturales o invasiones enemigas. Generaciones y generaciones de peregrinos de todas las épocas han orado ante la reliquia pidiendo por salud.

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¿Qué son las “almas errantes”? ¿Existen realmente?


Hay una discusión entre los teólogos y exorcistas que creen en ellas y los que niegan su existencia

Almas inquietas que vagan por la tierra, pero no son ni demonios, ni animas del Purgatorio. Las así llamadas “presencias” representan un fenómeno que todavía la teología no logra resolver en sentido positivo o negativo.

Enrica Perucchietti y don Marcello Stazione exploran el tema en “Anime Vaganti”, Ediciones Sugarco (Almas Errantes).

“Hoy las larvas y las almas errantes son entidades conocidas sobre todo en el ocultismo, mientras que la cuestión de las “presencias” se debate de manera ecléctica también en el campo de lo sobrenatural y misterioso”, advierten los autores.



Qué almas son
Las almas errantes, para los teólogos y exorcistas católicos que creen en su existencia, serían almas de personas:

1 – Que no han tenido manera de conocer a Dios y amarlo: no cristianos, cristianos que vivieron en el ateísmo y el agnosticismo de hecho o por inducción familiar.

2 – Personas que vivieron en el mal pensando que era “bien”: niños soldado, poblaciones de caníbales.

3 – Víctimas de abusos por parte de la Iglesia y eclesiásticos y que, por lo tanto, rechazaron la religión con odio, en cierta medida comprensible por el anti testimonio eclesial recibido.

4 – Que se suicidaron sin “plena advertencia” y “consentimiento deliberado”.

5 – Que murieron repentinamente sin posibilidad de arrepentimiento pero en pecado mortal con pecados no gravísimos.

6 – Que murieron en la indiferencia religiosa, es decir, no pecaron lo suficiente para merecer el infierno, no hicieron obras buenas para ganarse el paraíso.

7 – Que pecaron de modo grave pero sin la absoluta “plena advertencia” y “consenso deliberado”.

8 – Niños no nacidos: al no haber nacido no pudieron realizar el proyecto de Dios y no pudieron pecar.

Las dudas de la Iglesia
¿Qué dice la Iglesia al respecto? Oficialmente no mucho. Los teólogos y los exorcistas contrarios a la existencia de las almas errantes se decantan fuertemente por la tesis según la cual la existencia de estas presuntas larvas no es otra cosa que una “falsa creencia”. De esta manera, la cuestión es “liquidada”. De hecho, cuando el magisterio de la Iglesia nos habla del juicio particular, nos dice:

“La muerte pone fin a la vida del hombre como tiempo abierto a la aceptación o rechazo de la gracia divina manifestada en Cristo (cf. 2 Tm 1, 9-10). El Nuevo Testamento habla del juicio principalmente en la perspectiva del encuentro final con Cristo en su segunda venida; pero también asegura reiteradamente la existencia de la retribución inmediata después de la muerte de cada uno como consecuencia de sus obras y de su fe” (1021).



El Juicio Universal

Es necesario reconocer que la expresión “retribución inmediata”, utilizada por el Catecismo de la Iglesia católica, no deja espacio a dudas: en cuanto muramos seremos juzgados: por eso, o pasaremos a través de una purificación (el purgatorio), o entraremos inmediatamente en el paraíso, o nos condenaremos inmediatamente y para siempre. No parece haber espacio para una situación intermedia referente al tema de las almas errantes.

Como consecuencia, a falta de una mayor profundización teológica que pueda abrir camino a nuevas interpretaciones, los católicos deberían considerar errónea la creencia según la cual existen animas de difuntos que vagan por el mundo como si estuvieran aún en espera de una solución definitiva.

Los “negacionistas”
Lo que estos teólogos o exorcistas “negacionistas” consideran equivocado – y es bueno subrayarlo – no es el hecho que los espíritus desencarnados se encuentren “unidos” a un lugar de la tierra: de hecho, en relación a las animas del purgatorio, no se excluye la posibilidad que se les permita descontar penas por los crímenes cometidos en determinados lugares de la tierra (quizá en los que cometieron sus pecados).

Lo que esos teólogos quieren negar es que los espíritus desencarnados estén en un punto muerto, como si estuvieran aún en espera de un juicio, es decir, privados de una “situación escatológica definitiva”: infierno, purgatorio o paraíso.

Los “Posibilistas”
La hipótesis posibilista dentro de la teología, sostiene que las “almas errantes” y las “almas de los niños no nacidos” son almas “en espera de juicio”, en busca de la luz y de Dios.

El exorcista José Antonio Forea, sostiene con fuerza, en virtud de su experiencia, la existencia de las almas errantes. Según Fortea, las almas purgantes pueden manifestarse en algunos casos a los hombres como si fueran fantasmas. En su Summa daemoniaca, Fortea sostiene que junto al fenómeno de la posesión y la infestación (que sucede cuando, según el exorcista, el demonio posee un lugar), existe un tercer caso distinto de los anteriores: las apariciones de fantasmas, las “presencias”.

Fortea sostiene además, en base a su experiencia, que las almas errantes se expresan con tonos diferentes a los de los demonios y, por lo tanto, no pueden ser identificadas con éstos. Éstas no muestran, generalmente, ni agresividad, ni la cólera de los ángeles caídos, distinguiéndose de hecho de los demonios. Lo que manifiestan son tristeza y melancolía.


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Misterios de la Sabana Santa: Las monedas, ya identificadas, sobre los ojos de Cristo


En una entrevista concedida a la radio RCF Liège, el numismático Agostino Sferrazza calcula que las monedas que aparecerían sobre los ojos del hombre del lienzo habrían sido acuñadas en el año 29. Bajo Poncio Pilato. Poco antes de la Pasión de Jesús.

ntrevistado por RCF Liège, emisora de radio cristiana de Lieja, (Bélgica), el numismático Agostino Sferrazza vuelve sobre el enigma de las monedas que cree haber identificado sobre los ojos del hombre del Santo Sudario, que podría ser Cristo. Según sus conclusiones, datarían de la época de Poncio Pilato, lo cual sería un signo adicional de la autenticidad del lienzo de Turín.



En 1976 se planteó la hipótesis de la presencia de monedas sobre los ojos del hombre del lienzo. En efecto, al desarrollar en una imagen 3D la misteriosa imagen, los científicos constaron la presencia de protuberancias sobre las órbitas imposibles de corresponder a una particularidad morfológica. Primero se piensa en botones, luego rápidamente en “leptones”, esas moneditas de poco valor extendidas por Palestina en tiempos de los romanos.

Dibujos y cartas
Las observaciones han llegado más lejos. Utilizando tecnologías avanzadas, los investigadores creen poder observar dibujos e inscripciones sobre las supuestas monedas. Sobre el ojo derecho, creen poder observar un “lituus” o bastón del astrólogo. Y sobre el ojo izquierdo una copa sacrificial. Los que desmienten la autenticidad del lienzo continúan rechazando enérgicamente esta teoría, valorando que sus defensores han “querido” ver la impronta de una moneda allí donde solo se entrelazaban unas simples fibras.

Pero la refutación no es tan sencilla, ya que además de los dibujos, se cree poder observar también las letras UKAI, que serían la parte visible de la palabra “TIBERIOUKAISAROS”, es decir, la versión griega de Tiberius Caesar, el emperador Tiberio. Un indicio precioso que corresponde a monedas contrastables de la época romana y que acreditan que se trataría de monedas acuñadas precisamente poco antes de la Pasión de Jesús.

Acuñadas en el año 29
En la entrevista concedida el martes 18 de abril a RCF Liège, el numismático Agostino Sferrazza apoya la teoría de la autenticidad de las monedas y las data en la época de Poncio Pilato. Se apoya sobre todo en las imágenes producidas por el informático Nello Balossino, profesor asociado de la facultad de ciencias de Turín, que ha conseguido resaltar de manera sorprendente la copa sacrificial que figura sobre la moneda del ojo derecho. Según Agostino Sferrazza, no hay ninguna duda: estas monedas habrían sido acuñadas en el 19 después de Cristo.

martes, 29 de octubre de 2019

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¿Por qué la cruz de Tierra santa son cinco cruces?


El conocido símbolo de los franciscanos de los Santos lugares, ¿qué significa?

¿Por qué la cruz de Tierra Santa, que los franciscanos ostentan en su escudo, tiene cinco cruces? Muy probablemente, las cinco cruces representan las cinco llagas de la pasión de Jesús: las heridas en los pies, en las manos y en el costado. Las primeras cuatro provocadas por los clavos, la última por la lanzada de un soldado romano, como leemos en el evangelio de Juan: “Cuando llegaron a él, al ver que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le atravesó el costado con la lanza, y en seguida brotó sangre y agua” (19,33-34).


El propio Resucitado presenta sus llagas al apóstol Tomás: “Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe” (Juan 20,27).

La devoción a la pasión del Señor y a las cinco llagas se desarrolló en la Edad Media, en particular gracias a san Francisco de Asís. Los estigmas recibidos por él corresponden a las cinco llagas e indican su plena configuración a Cristo.

Una invocación usada en el Via Crucis, que deriva del Stabat Mater del franciscano Jacopone da Todi, dice así: “Santa Madre, haced que las llagas del Señor queden impresas en mi corazón”. En la Edad Media había también una Misa votiva de las cinco llagas, que confluyó en la Misa de la Pasión con la reforma litúrgica de san Pío V. La devoción se difundió después con los Pasionistas, a través del rosario y la corona de las cinco llagas.

Es interesante observar que una de las interpretaciones de la llamada cruz de Jerusalén remita a las cinco llagas. Se trata de una cruz griega (con los brazos de la misma longitud) colocada en el centro y rodeada por otras cuatro cruces más pequeñas. Es el escudo de los Franciscanos de la Custodia de Tierra Santa, y también el del Patriarcado de Jerusalén de los latinos.

Las cinco llagas son el signo visible del amor de Jesucristo por nosotros, que llegó hasta dar la vida en la cruz. Como había profetizado Isaías, “por sus llagas hemos sido curados” (53,5).


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¿Por qué el símbolo de los primeros cristianos era un pez?


Además de ser un código para reconocerse en la clandestinidad, el anagrama era una proclamación de fe

Los comienzos del cristianismo no fueron nada fáciles. Considerando que el propio Cristo fue crucificado, y que los apóstoles fueron inmediatamente perseguidos de forma brutal, por no hablar de los siglos de masacres en el Imperio romano, es fácil imaginar que los primeros cristianos vivían su fe de forma prácticamente clandestina.


En un contexto de tanta crueldad, ¿cómo hacía un cristiano para saber si otra persona era cristiana también, sin correr el riesgo de delatarse y acabar en la cárcel?

Además de tomar las precauciones más evidentes, como informarse sobre los demás antes de tratar con ellos si era posible, los primeros cristianos utilizaban “códigos secretos” para confirmar si se encontraban ante una persona que compartía su religión.

Uno de estos códigos era el “Ichthys” o “Ichthus”, palabra que en griego antiguo (ἰχθύς) significa “pez”.

La hipótesis más acreditada es que un cristiano, cuando pensaba encontrarse ante otro cristiano clandestino, dibujaba una curva o media luna en tierra. Si el otro dibujaba otra media luna superpuesta a la primera, completando así la figura de un pez, había una probabilidad muy elevada que se tratase precisamente de un seguidor de Jesús que conocía el “código secreto” cristiano.


Pero ¿por qué la imagen de un pez?

Porque las letras que forman la palabra “pez” en griego, cuando se escriben en mayúscula (ΙΧΘΥΣ), forman un acrónimo con las iniciales de la expresión “Iēsous Christos THeou Yios Sōtēr“, que significa “Jesucristo, Hijo de Dios, Salvatodor” (en griego antiguo Ἰησοῦς Χριστός, Θεοῦ ͑Υιός, Σωτήρ).

Así, el pez se convirtió en uno de los primeros símbolos cristianos, junto a la imagen del Buen Pastor.

El Ichthys se usaba también para señalar las catacumbas cristianas durante las persecuciones contra la comunidad, de forma que sólo los cristianos sabían dónde estaban enterrados sus mártires, para rezar allí.

lunes, 28 de octubre de 2019

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Cuando las almas del purgatorio hablan…


Detalles, recuerdos, imágenes que las ánimas han ido dejando a través de los siglos

Recuerdo que cuando era niña mi abuela me decía que había que rezar siempre por las almas del purgatorio. No lo entendía muy bien porque tampoco lo veía muy necesario. Visitando el museo de las almas del purgatorio en la Iglesia del Sagrado Corazón del Sufragio, la única de estilo neogótico en Roma, me he dado cuenta, con bastante estupor, que mi abuela tenía razón y he podido comprender como ellas necesitan de nuestras oraciones.




Apenas uno entra en la iglesia impresiona la sugestiva atmósfera medieval. A pesar de estar en una zona bastante céntrica, reina el silencio. En la parte derecha, al lado de la sacristía, podemos visitar el museo de las almas que de alguna manera se hicieron “ver”.

La imagen que más me llamó la atención es justamente la que da la idea para recoger esta colección muy particular. Tras un incendio propagado en la capilla de la Virgen del Rosario y cuando el fuego ya se había apagado el padre Victor Jouet aseguró ver en la pared, detrás del altar, un rostro con rasgos humanos. Tenía la expresión de una cara triste y melancólica, plasmada por las llamas.


El religioso llegó a la conclusión de que el difunto era un condenado del Purgatorio y quería ponerse en contacto con los vivos. Impresionado por lo sucedido decidió buscar documentos y pruebas relacionadas con las almas penantes.

El sacerdote logró encontrar una gran cantidad de material por lo que llegó a una conclusión que los muertos condenados en el Purgatorio piden oraciones y misas de sufragio a los vivos para aliviar o acortar sus penas. Estas almas aunque si fueron buenos en vida, siempre se tiene alguna “mancha” y es por esto que se necesita el Purgatorio.


Algunas representaciones en el arte del Purgatorio

En el museo están catalogadas cada una de las manifestaciones que el museo conserva y hasta podemos llevarnos un papel que está en varios idiomas donde cuenta brevemente la historia de cada uno de los objetos.

Al leerlos no puedo negar el sentir escalofríos con semejantes relatos. Algunos ejemplos:

La mano impresa en unas páginas de un libro de oraciones.
Las huellas quemadas en una túnica y camisa de la venerable madre Isabella Fornari, abadesa de las Clarisas de Todi del 1731.
La funda de la almohada con la impresión quemada del alma de una monja muerta de tuberculosis en 1984 que se apareció a una de sus hermana para convencerla de rezar por su salvación.
Las huellas dejadas por una mujer en el gorro de noche de su esposo. Ella le pedía oraciones para pasar más rápido al paraíso.
Los billetes dejados por el espíritu de un sacerdote en el 1920 en el monasterio de San Leonardo en Montefalco, para pedir una misa para él mismo.
Pero la impronta más nítida es la de Giuseppe Leleux di Wodecq, una quemadura impresa en una manga de la madre muerta en el 1762 y que apareció en el 1789, reprochando a su hijo por la vida desordenada que llevaba y por haberla olvidada en sus oraciones. Esto hizo que se acercara enseguida a la Iglesia cambiando su vida y hasta muriendo en santidad.



Después de esta lúgubre visita pude ver, sentir y comprobar como las almas del purgatorio necesitan de nuestras oraciones y sobretodo de la misa. También he comprobado la esperanza de la vida eterna. No todo termina aquí como muchos creen.


viernes, 25 de octubre de 2019

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La corona de espinas de Jesús retoma vida


El milagro conmovió a toda Italia el pasado Viernes Santo

Hemos esperado mucho tiempo el veredicto de la Iglesia antes de anunciar la noticia. El secretario de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos del Vaticano, el sacerdote de la parroquia de la catedral de Andria (Italia) y el arzobispo de la parroquia han certificado el milagro que tuvo lugar el 25 de marzo de 2016 delante de miles de fieles.


El milagro se manifestó el día en que coincidían las fiestas de la Anunciación y del Viernes Santo, una singular ocasión. La espina de la corona de Cristo que se conserva en la catedral de Andria comenzó a dar brotes y surgieron algunas manchas de sangre, según confirma la agencia ANSA.

La corona de Cristo estaba repleta de espinas afiladas, muy duras y secas, y que no manifestaban ningún signo de vida. ¡Es comprensible la sorpresa ante la aparición de nuevos brotes! Se trata de un prodigio que se repite cada vez que el Viernes Santo coincide con el 25 de marzo.

Aquel Viernes Santo, la espina sagrada comenzó a tomar vida exactamente a las cuatro y diez minutos de la tarde.

jueves, 17 de octubre de 2019

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“In hoc signo vinces” ¿Qué significan la “P” y la “X” en el altar?


El llamado “Chi-Rho” o “Monograma de Cristo” es uno de los símbolos más antiguos de la cristiandad

Las figuras del arte cristiano primitivo se centran, principalmente, en la narración gráfica de los sucesos evangélicos y en la reproducción –que nos atreveríamos a calificar de prácticamente “serial”, por criptográfica- de imágenes simbólicas y alegóricas.


A los frescos de las catacumbas de Priscila (en Roma, de principios del s. III), por ejemplo, pertenece la imagen más antigua de la Virgen María). El conjunto representa uno de los temas centrales de la fe cristiana, y una de las más tempranas figuras del arte.

La visión de Constantino, según Rafael Sanzio

Entre todas estas imágenes destaca en primer lugar, indiscutiblemente, la Cruz. Desde el nacimiento de la Iglesia, ya era empleada como emblema de la propia persona de Cristo.

La sola idea de un dios condenado a muerte, mediante la imposición del castigo reservado a los peores criminales, fue considerada absurda por el gobierno romano, “pues la predicación de la cruz es una necedad para los que se pierden; mas para los que se salvan […] es fuerza de Dios […]. Mientras los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría, nosotros predicamos a un Cristo crucificado” (1 Co 1, 18).

Sólo a partir de la aceptación del cristianismo por Constantino el Grande (entre 270 y 288-337) la cruz empezó a reproducirse profusamente, sustituyendo el monograma de Cristo, Ji-Ro o Crismón formado por las letras griegas C y R las primeras letras del nombre de Cristo, en griego, que hasta entonces era el emblema distintivo de la comunidad de creyentes: ΧΡΙΣΤΟΣ, el Cristo.

Sólo a partir de la aceptación del cristianismo por Constantino el Grande (entre 270 y 288-337) la cruz empezó a reproducirse profusamente, sustituyendo el monograma de Cristo, Ji-Ro o Crismón formado por las letras griegas C y R las primeras letras del nombre de Cristo, en griego, que hasta entonces era el emblema distintivo de la comunidad de creyentes: ΧΡΙΣΤΟΣ, el Cristo.

Pero este monograma, por sí mismo, no asociado al nombre de Cristo, ya había existido en la Antigüedad, a modo de abreviatura de la palabra chréstos, “ungido”, como un símbolo de buena fortuna.


Ha sido entendido como el mismo signo que cuentan sus biógrafos que se apareció a Constantino –en visión o en sueño- la noche antes de la batalla contra Magencio en Saxa Rubra (312), como cuenta Eusebio de Cesarea en su Vida de Constantino.

Según James Hall, autor del diccionario de temas y símbolos artísticos, no hay evidencia certera “de que el emperador haya introducido este símbolo [en el estandarte imperial romano, como aparece en las monedas de la época] con alguna intención propiamente cristiana”.

Sin embargo, el mismo Eusebio pone en boca de Constantino una abierta confesión de fe (como se lee en su Historia Eclesiástica, escrita en la primera mitad del siglo IV), cuando, en la estatua que levantan al emperador en el Foro romano, “sosteniendo en su mano derecha el signo salvador, los mandó que grabaran estas palabras en la inscripción, en lengua latina: «Con este signo salvador, que es la verdadera prueba de valor, salvé y libré vuestra ciudad del yugo del tirano…»”.

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¿El arca de Noé tenía forma de pirámide?


Unos rollos del Mar Muerto, recientemente digitalizados, podrían dar respuestas y plantear nuevas preguntas acerca del relato bíblico del Diluvio Universal

El techo del arca de Noé tenía forma piramidal. Cuando menos, estaba coronada por una especie de punta. Esta conclusión, según se lee en un artículo de Nir Hasson para Haaretz, se desprende de una nueva lectura de los Rollos del Mar, que ha sido posible gracias a un proyecto que ha digitalizado algunos de los rollos con una sofisticada tecnología que ha permitido apreciar letras y palabras que, antes, eran ilegibles.


Durante casi cinco años, un laboratorio establecido por la Autoridad de Antigüedades de Israel, parte del proyecto de la biblioteca digital de los Rollos del Mar Muerto “Leon Levy”, ha estado escaneando todos los rollos que la Autoridad de Antigüedades conserva.

Cada fragmento se fotografía 28 veces en alta resolución usando diferentes longitudes de onda de luz. Y estamos hablando de decenas de miles de estos fragmentos.

En algunos casos, la cámara ha revelado letras y palabras que habían sido borrados, o que eran ilegibles, debido a que parte del pergamino se había quemado. Y algunos de estos descubrimientos ofrecen nuevas interpretaciones de los textos bíblicos conocidos.

El Dr. Alexey Yuditsky interpreta este texto como si quisiese decir que las “costillas” del arca (esto es, las vigas transversales que daban forma al arca) se juntasen en la parte superior: es decir, que las vigas se juntaban arriba del arca, como en un cono, y se unían en un punto superior, dándole cierta forma cuasi piramidal.

El Dr. Alexey Yuditsky interpreta este texto como si quisiese decir que las “costillas” del arca (esto es, las vigas transversales que daban forma al arca) se juntasen en la parte superior: es decir, que las vigas se juntaban arriba del arca, como en un cono, y se unían en un punto superior, dándole cierta forma cuasi piramidal.


El Dr. Alexey Yuditsky, miembro de la Academia del Lenguaje Hebreo, se refirió a la sección sobre el Arca de Noé, en la que una palabra que venía exactamente después de las palabras “el tamaño del arca” o “de la altura del arca” había sido previamente ilegible.

Ahora, la exploración ha revelado que la palabra en cuestión es “ne’esefet”, que significa “reunidos”. Yuditsky interpreta este texto como si quisiese decir que las “costillas” del arca (esto es, las vigas transversales que daban forma al arca) se juntasen en la parte superior: es decir, que las vigas se juntaban arriba del arca, como en un cono, y se unían en un punto superior, dándole cierta forma cuasi piramidal.

Además, Yuditski añade varios otros argumentos que respaldan su afirmación para respaldar esta afirmación.

Por ejemplo, en la Septuaginta (una traducción griega de la Biblia hecha en el siglo III) utiliza un verbo griego con un significado similar, y Maimónides también señala que el Arca, en su extremo superior, también terminaba en punta.

Pero el nuevo hallazgo revela que esta conclusión se remonta a 2.000 años en el pasado.

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Arqueologos descubren lo que se sirvio en la Ultima Cena de Cristo


No comieron en una mesa, ni usaron vajilla de madera

Una reciente investigación sobre la cocina palestina en tiempos de Jesús dice que además del pan sin levadura y el vino, en la Ultima Cena también se sirvió estofado de judías, carne de cordero, aceitunas, hierbas amargas, salsa de pescado y tamaras – palmera frutal cuyo fruto es el dátil-.
Generoso Urciuoli, arqueólogo del centro de Petri, Italia, y Marta Berogno arqueóloga y egiptóloga en el Museo Egipcio de Turín, también de Italia, son los responsables de esta investigación que se publicará en un libro el próximo mes con el nombre de “Gerusalemme: L’Ultima Cena“ (Jerusalén, la Última Cena).


El material recogido por ellos fue suficiente para que los arqueólogos pudieran encontrar información sobre los hábitos alimenticios en Jerusalén al inicio del primer siglo d.C., se encontraron con que la Ultima Cena no se servía en mesa rectangular, como se muestra en muchas pinturas de arte religioso, pero con Jesús y sus apóstoles sentados sobre cojines en el suelo, al igual que los romanos se comportaron en esa época. “En ese momento en Palestina, la comida fue colocada en mesas bajas y los invitados comieron en cojines en el suelo y alfombras de reclinación”, dijo Urciuoli.

También de acuerdo con el arqueólogo, “los judíos observaban las normas de pureza como los vasos de piedra, porque no eran susceptibles a la transmisión de impurezas” o se utilizaban como platos, cuencos y jarras de cerámica, que era una tendencia internacional en esa época.

La posición que Jesús y sus apóstoles se sentaron también siguió una regla precisa en la que los clientes más importantes se sentaron a la derecha o la izquierda del invitado principal.

“Los versos del Evangelio de Juan indican que Judas estaba muy cerca de Jesús, probablemente, a su izquierda. De hecho, se nos dice que Judas sumergió su pan en el plato de Jesús, siguiendo la práctica de compartir la comida de un plato común”, dice Urciuoli.


Para encontrar el menú de la Última Cena, utilizaron pasajes bíblicos como la Fiesta de los Tabernáculos, las bodas de Caná (donde Jesús convirtió el agua en vino), y el banquete de Herodes (cuando se pidió la cabeza de Juan el Bautista). “Las Bodas de Caná nos permitieron comprender las leyes religiosas judías dietéticas, conocidos como kashrut, que establecen qué alimentos pueden y no se pueden comer y cómo deben estar preparados. Por otro lado, la fiesta de Herodes nos permitió analizar las influencias culinarias romanas en Jerusalén”, dijo el arqueólogo.

Por lo tanto, los estudios revelan que más allá del pan sin levadura y el vino, se sirvió: tzir, una variante de garum, la salsa de pescado romana; cordero; cholent, un plato de guiso de judías cocidas al horno a fuego lento; aceitunas con hisopo, una hierba con sabor a menta; hierbas amargas con pistachos y charoset de tamaras; además, de pasta de nueces.

“Las hierbas amargas y el charoset son típicos de la Pascua, o el cholent comido durante las fiestas, mientras que el hisopo también se consumía a diario”, dice el investigador.

Fuente: Paperblog


miércoles, 16 de octubre de 2019

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¿Qué significa el color amarillo según la Biblia?


De la luz divina a los vestidos de Judas. En las Escrituras, el color más luminoso tiene también un oscuro significado

Santidad y perdición. El color amarillo no recuerda sólo la luz, el sol, un color brillante y alegre. En las Sagradas Escrituras, este color tiene “dos caras”.

Lo descubrimos con Franco Boscione en “L’arcobaleno di Dio” (El Arco Iris de Dios, Ancora editrice). En el simbolismo bíblico, explica Boscione, el amarillo dorado representa el amor y la sabiduría divina que se comunica a los hombres. En el Cantar de los Cantares, la cabeza del amado es imaginada por la pastorcita como si fuera de oro puro, casi participando de forma directa en la sabiduría divina.



Manteca y miel

También los alimentos de color amarillo u oro se convierten en símbolos del amor y de la sabiduría de Dios. El hombre se alimenta de ellos tal y como absorbe y aprende del Señor el conocimiento y la justicia divina. La manteca y la miel cantado como alimento de los justos por el profeta Isaías es un ejemplo. También en el Cantar de los Cantares, el protagonista masculino describe los labios de la amada como miel silvestre.

En lo que concierne al oro, los hebreos, que no podían representar al Señor con imágenes, utilizaron el metal áureo en la construcción del Templo y del Arca, para indicar la soberanía de Dios, como se muestra en el libro del Éxodo, en el primer libro de los Reyes y en los libros de las Crónicas.

El origen del simbolismo principal del amarillo es sin duda el relato del Génesis, que comienza con la creación de la luz, el primer día. La luz solar es el manto del que se reviste el Altísimo, y el oro, el símbolo eficaz de la luz divina.

Jesús con pelo rubio

El simbolismo positivo del amarillo oro, del sol y de su luz se aplica a Jesús hasta hoy. Esta atribución es evidente sobre todo en el arte. Los artistas cristianos suelen pintar a Jesús con cabello rubio o dorado, y con una aureola que enmarca su cabeza. Cristo es el verdadero sol espiritual y el amarillo-oro es el emblema de la fe. Él es el único Sol Invictus, el que da la luz. Esto significan los rayos dorados que surgen de la cabeza de Cristo en muchos antiguos retratos.

También San Pedro, custodio de la verdadera doctrina y por tanto de la fe, es a menudo representado con la túnica amarilla dorada. También el Arcángel Gabriel. Muchas pinturas cristianas, en particular el episodio de la Anunciación de María, son representadas en amarillo.



Simbolismo negativo

Sería oportuno decir que no es oro todo lo que reluce. La Biblia, consciente del hecho de que el amarillo del oro no se encuentra puro en la naturaleza, sino que debe ser liberado de las impurezas para ser brillante y resplandeciente, utiliza mucho la analogía de los corazones que deben ser purificados como el áureo metal. Lo afirma el libro de los Proverbios pero también la primera Carta de Pedro: “así, la fe de ustedes, una vez puesta a prueba, será mucho más valiosa que el oro perecedero purificado por el fuego, y se convertirá en motivo de alabanza, de gloria y de honor el día de la Revelación de Jesucristo”.

Este aspecto del oro y de su color muestra su ambivalencia: así como puede representar lo más luminoso y puro que existe, también puede revelarse signo de imperfección, al menos en la fase precede su purificación. Hay, de hecho, una parte negativa del amarillo, en particular ese amarillo que no posee la lucidez del oro purificado.

La destrucción de Sodoma y el limón del paraíso

En algunos textos bíblicos el oro comparte color con el azufre, color infernal por antonomasia. Este último es protagonista, por ejemplo, del célebre episodio de la destrucción de Sodoma. El amarillo azufre, imagen del decaimiento moral, es el mismo que produce la ruina de las ciudades pervertidas. El libro de los Salmos, varios profetas y el Apocalipsis retoman el valor simbólico negativo del amarillo azufre.

Siempre con esta connotación negativa, hay que destacar una tradición rabínica que identifica el fruto prohibido del Edén con el limón: el color de la corteza y la acidez de la pulpa explican esta atribución.

Los vestidos de Judas

La figura de Judas, que durante los siglos ha acumulado toda clase de atributos despreciables, al menos a nivel simbólico, es representado vestido de amarillo. Esta representación de Judas es típica sobre todo de la iconografía medieval cuando el color amarillo era símbolo de falsedad y marginación.

Una connotación negativa que se extiende hasta nuestros días, pues hoy el amarillo para algunos es el color de la traición, así como de los celos…

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La escalera “inamovible” del Santo Sepulcro: ¿Por qué nadie la ha movido desde 1757?


La razón nada tiene que ver con devociones

En la ventana derecha de la fachada principal de la Iglesia del Santo Sepulcro reposa una escalera. La llaman “la escalera inamovible”. Pocas veces desde 1757 ha sido movida: alguien trató de robarla en 1981, y fue detenido de inmediato por la policía israelí; en 1997, un bromista logró esconderla por varias semanas, hasta que fue descubierta y devuelta a su sitio; y un grupo de obreros tuvo que moverla en 2009 para al levantar unos andamios para reparar el campanario.

De resto, la escalera ha estado allí, fija, desde mediados del siglo XVIII ¿por qué?

El intento de robo de la escalera, en 1981, fue frustrado de inmediato por la policía israelí

Como la mayoría de los lugares y templos de Tierra Santa, la Iglesia del Santo Sepulcro es lugar de culto de numerosas y diversas confesiones cristianas. En el siglo XVIII,  durante el reinado del sultán otomano Osman III, se firmó forzosamente el Acuerdo del Status Quo: amén de dividir Jerusalén en cuadrantes, el sultán también decretó que quienquiera que controlase cierta área en el momento, la controlaría indefinidamente.



Pero si múltiples grupos tenían cierta autoridad sobre cierto sitio, debían acordar entre todos, por unanimidad, cualquier cambio efectuado en el sitio, por mínimo que sea. Y si bien este decreto se mostró útil a la hora de evitar imposiciones de unos grupos sobre otros, también ha hecho imposible el adecuado mantenimiento de varios de estos sitios de peregrinaje: a no ser que todas las partes estén absolutamente de acuerdo, no hay nada que se pueda hacer.

 Esto explica hasta cierto punto el por qué la escalera no se ha movido desde entonces. Actualmente, seis grupos cristianos tienen derechos sobre el templo, y ya nadie tiene muy claro a quién pertenece ni esa cornisa, ni la ventana en la que se apoya la escalera ni a quién pertenece la escalera misma. Algunos señalan que es de la Iglesia Armenia Apostólica.

Sin embargo, la escalera tiene hoy, además, un significado anexo.

Durante su visita a Tierra Santa a mediados de la década de los 60’s del siglo XX, el papa Pablo VI vio con dolor cómo la escalera, que si bien ha sido hasta ahora un símbolo del Acuerdo del Status Quo, también se había convertido en un triste testimonio de las escandalosas divisiones entre cristianos.

Así, y tomando en cuenta que la Iglesia Católica Romana es uno de los seis grupos con poder de veto y voto sobre cualquiera de los cambios a realizar en el templo, decretó que la escalera no se moviese hasta que las divisiones entre cristianos no se resolviesen.

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La primera imagen mariana ¿está realmente en las catacumbas?


Una imagen de una mujer con velo y un niño en brazos en las Catacumbas de Santa Priscilla podría ser el primer retrato de la Virgen

Las Catacumbas de Santa Priscilla, situadas en la Via Salaria, son las más importantes de Roma. La cantidad de mártires enterrados en sus pasadizos hicieron de ellas un lugar de peregrinación excepcional durante la Edad Media.

Sin embargo, las Catacumbas de Santa Priscilla albergan, además de sarcófagos, féretros y nichos, colecciones de frescos que, aún, conservan en buena medida la vida de su colorido original.


Entre estos frescos, destaca uno que podría ser la primera imagen conocida de la Virgen María.

Generalmente, se acepta que las primeras imágenes marianas conocidas datan del siglo V, después de que el Concilio de Éfeso, en el año 431, tras combatir la herejía Nestoriana, afirmase la maternidad divina de María, llamándola a partir de entonces, con el título de Theotokos, Madre de Dios.

Este dato, que no es menor, ha puesto en duda el hecho de que esta sea en efecto la primera representación mariana que se conoce y que, en cambio, se trate sólo del retrato de una mujer con su hijo, quienes posiblemente habrían sido enterrados en las catacumbas.

Generalmente, se acepta que las primeras imágenes marianas conocidas datan del siglo V, después de que el Concilio de Éfeso, en el año 431, tras combatir la herejía Nestoriana, afirmase la maternidad divina de María, llamándola a partir de entonces, con el título de Theotokos, Madre de Dios.

Generalmente, se acepta que las primeras imágenes marianas conocidas datan del siglo V, después de que el Concilio de Éfeso, en el año 431, tras combatir la herejía Nestoriana, afirmase la maternidad divina de María, llamándola a partir de entonces, con el título de Theotokos, Madre de Dios.

Para otros historiadores del arte, la presencia de la figura a la izquierda del conjunto es reveladora. Si la figura, que parece estar dirigiéndose a la mujer, fuese el Arcángel Gabriel, estaríamos quizá en presencia de la primera representación de la Anunciación, allí en el llamado “arenario central”.
Sin embargo, nuevos hallazgos en las Catacumbas de Santa Priscilla, en la sección conocida como La Capilla Sixtina Paleocristiana, parecen haber dado, junto a nuevos frescos en los que estarían representadas la resurrección de Lázaro, Santa Felicitas y dos de sus hijos (los mártires Felipe y Félix), otra imagen de una mujer con un niño en brazos que, aparentemente, también correspondería a la Virgen María. El trabajo de identificación de la imagen queda ahora ya no en mano de los arqueólogos, sino de los iconógrafos e historiadores del arte a cargo de la investigación.

sábado, 12 de octubre de 2019

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La asombrosa historia de un Papa que imploró ayuda desde el Purgatorio


Somos muchos los cristianos que iremos al purgatorio, por gracia de Jesús, para ser purificados antes de entrar en la presencia de Dios

El Papa Inocencio III fue uno de los papas más influyentes e importantes de su época. Fue pontífice desde 1198 hasta 1216.

Él fue quien concedió a San Francisco de Asís y su pequeño grupo de seguidores el permiso para fundar la Orden de los Frailes Menores; convocó el IV Concilio de Letrán que, entre otras cosas, en donde se definió dogmáticamente la doctrina de la transubstanciación; y él organizó grandes esfuerzos para combatir la herejía en Europa y repeler la invasión de las fuerzas musulmanas. Toda la gran energía que mostró, se debió en parte a que era inusualmente joven en el momento de su elección, apenas contaba con 37 años.



Entonces, después de más de 18 años como Papa, murió repentinamente. Pero eso no fue lo último que se supo de él.

Cuando un cristiano muere, los católicos creemos que pueden ir directamente al cielo si no tienen ningún castigo temporal excepcional por los pecados que han cometido. Pero muchos cristianos irán al purgatorio primero, en el que, por la gracia de Jesucristo, son purificados y preparados para entrar en la presencia Santísima de Dios.

La asombrosa historia del difunto Papa y su ruego

La historia cuenta que en el día en el que Papa Inocencio III murió, o poco después, apareció a Santa Lutgarda de Aywieres en Bélgica. Santa Lutgarda es considerada como una de las grandes místicas del siglo 13, conocida por sus milagros, visiones, levitación, y en particular por ser experta en la enseñanza.

"Asumir las dificultades de salud de nuestro hijo nos ha hecho vivir de verdad"

Cuando el Papa Inocencio se le apareció, le dio las gracias por sus oraciones durante su vida, pero explicó que él estaba en problemas: no había ido directamente al cielo, estaba en el purgatorio, sufriendo su fuego purificador por tres faltas específicas que había cometido durante su vida.

El difunto Inocencio le preguntó a Santa Lutgarda si podría orar por él, diciendo:

“¡Ay! Es terrible, y mi pena tendrá una duración de siglos si usted no viene en mi ayuda. En el nombre de María, que ha obtenido para mí el favor de poder recurrir a ti, ayúdame!”

Como reflexión a este caso, sabemos que las almas que llegan al Purgatorio, no puede alcanzar, bajos sus propios méritos, o ayudarse a sí mismos, para salir de ese estado, sólo les queda cumplir con la pena impuesta y aceptar la purificación divina. Nosotros, los que quedamos en este mundo, podemos ofrecer oraciones y penitencias para aliviarlos, y de alguna manera, desconocida para nosotros, ellos saben cuándo hacemos eso. ¿Cuánto tiempo debemos orar y sacrificarnos por un alma en particular? ¡No lo sabemos! San Agustín en sus Confesiones, escribió, 10 a 15 años después de la muerte de su madre, Santa Mónica, que aún él pedía oraciones por ella.

El Purgatorio puede durar el equivalente a muchos años – se habla de este modo, porque no hay tiempo en el Purgatorio – hasta que el alma haya reparado las consecuencias que dejaron los errores de sus pecados ya perdonados. Por cierto, es un error, canonizar a nuestros familiares difuntos en un funeral, diciendo: “ya está en el cielo”, “está en la gloria de Dios”, etc… Ya que, esto, solo Dios tiene la certeza del estado de su alma. Además caeríamos en el triste error que cometen los protestantes bajo la influencia del error de Martín Lutero. Tristemente algunos católicos hacen esto en un funeral.

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¿Por qué suele haber un gato en las pinturas de la Última Cena?


¿Quizás representa al mal o al mismo demonio?

En muchas pinturas, también medievales y renacentistas, el gato aparece sencillamente como un animal doméstico y tiene una función decorativa. En algún caso, sin embargo, puede asumir un significado simbólico, en particular en las representaciones de la Última Cena, y entonces representa el mal o el mismo demonio.

Esto se deduce del hecho de que se le coloca cerca de Judas, convirtiéndose así en imagen del diablo, que “Durante la Cena, el demonio ya había inspirado a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarlo” (cfr. Juan 13,2).


Esto se ve, por ejemplo, en el fresco del Ghirlandaio en el museo de San Marcos (Florencia) o en la pintura de Jacopo Bassano en la Galleria Borghese de Roma. Judas es reconocible porque tiene en la mano el saquito con los treinta denarios.

En otras pinturas, el gato está representado mientras se enfrenta a un perro, por ejemplo en el fresco de Cosimo Rosselli en la Capilla Sixtina, o en la pintura del Romanino en el refectorio de Santa Justina en Padua. El perro se había convertido en la Edad Media en símbolo de fidelidad, y por tanto es probable que el enfrentamiento con el gato aluda a la lucha entre el bien y el mal.

En efecto, en la Última Cena Jesús anticipa su pasión y muerte, descrita como la victoria de Cristo sobre el príncipe de este mundo, el diablo, la victoria del amor sobre el mal y el odio.

Con todo, más allá del significado simbólico negativo que quizás asume, el gato no tiene nada de diabólico, es una criatura de Dios que hay que amar y que sabe devolver el afecto que recibe.

viernes, 11 de octubre de 2019

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¿El número 666 es peligroso?


Descubre qué hay detrás del famoso “número de la bestia” y la verdad sobre el microchip bajo la piel de los seres humanos

Muchos cristianos, incluso católicos, temen la posibilidad de que en breve los gobiernos de todo el mundo obliguen a los ciudadanos a usar microchips bajo la piel. Algunos protestantes neo-pentecostales afirman que los chips introducidos bajo la piel son la concreción de esta profecía del Apocalipsis:

“Y hace que todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se hagan una marca en la mano derecha o en la frente, y que nadie pueda comprar nada ni vender, sino el que lleve la marca con el nombre de la Bestia o con la cifra de su nombre. ¡Aquí está la sabiduría! Que el inteligente calcule la cifra de la Bestia; pues es la cifra de un hombre. Su cifra es 666” (Ap 13,16-18).


Mira el material que la televisión de la Iglesia universal del Reino de Dios ha preparado sobre el tema (un filme de terror clasificación B es un cuento de niños en comparación con él).

Después de esta dosis de exégesis bíblica decrépita, vamos a los hechos. ¿Es posible que en el futuro todos los ciudadanos deban usar microchips bajo la piel? Sí, es posible. ¿Será algo positivo? No lo sabemos. Por el momento, como dijo monseñor Estêvão Bettencourt, desde el punto de vista religioso podemos sólo decir que el uso de esta tecnología es algo neutral (Revista P&R, Nº 486 – Año 2002 – p. 496).

Los profetas nerviosos contrarios al chip afirman que esta tecnología sería usada por un gobierno mundial para controlar la vida de las personas.

Es probable, pero los gobiernos y las empresas tienen ya amplio acceso a cada paso de sus ciudadanos y consumidores, porque casi todo lo que hacemos está grabado en nuestras computadoras personales (PC, smartphones, tablets, etc.) y en las llamadas telefónicas, por no hablar de las cámaras dispersas en todos los ambientes que frecuentamos.

El chip bajo la piel, si fuera introducido a escala global, no haría otra cosa que intensificar una realidad ya bastante amplia: tenemos poca privacidad y casi todos nuestros pasos están monitoreados y grabados por los gobiernos y empresas. ¿Es preocupante? Sí. ¿Podría conllevar a muchos males? Quizá, lo dirá el tiempo. Y la Iglesia seguramente nos prevendrá en caso de que sea necesario.

Una cosa está clara: nadie será condenado por el hecho de adherirse a un sistema de identificación electrónica. Podemos ser condenados, esto sí, por el hecho de adherirnos a valores e ideologías anticristianas. Esta es la verdadera señal de la bestia, la señal de la mundanidad.

La señal de la bestia en los tiempos de Juan

Los estudiosos del Apocalipsis están de acuerdo en el hecho de que el número 666 se refiere a Nero Caesar, emperador que comenzó una terrible persecución contra los cristianos. Su maldad era tal que los cristianos comenzaron a llamarlo “bestia”. Esta explicación es más bien plausible, porque san Juan dice claramente que el número de la bestia es el número de un hombre.

Al escribir el nombre de Nerón en letras semitas, resulta:

N       R       W        N         Q       S       R
50    200      6         50       100     60    200 = 666

En los tiempos del apóstol Juan, los cristianos iban al mercado, y era vergonzoso –incluso peligroso– no ofrecer incienso a alguna de las muchas esculturas de los paganos.

Si un comerciante cristiano tenía un banco, las personas se sorprendían porque no tuviera ninguna imagen de los ídolos. Estas esculturas estaban presentes en todos lados, y los cristianos suscitaban desconfianza y hostilidad porque no les rendían culto.


Como dice el Apocalipsis, por lo tanto, las actividades de compraventa de los cristianos se veían comprometidas por su fidelidad al Evangelio.

Con la disculpa de proteger a sus familias, muchos cristianos comenzaron a fingir adorar a los falsos dioses, para evitar problemas. Algunos eran funcionarios públicos y no querían perder cargos y prestigio. Muchos probablemente pensaban para sí: “No adoro a estos falsos dioses, pero debo ceder en algo para poder sobrevivir. En mi corazón continúo adorando sólo a Jesús”. Su testimonio de idolatría y traición estaba, sin embargo, frente a todos.

Si el 666 es el número de un hombre –representante de un gran poder (en este caso el Imperio Romano)–, recibir la señal de la bestia significa rendirse a la idolatría impuesta por ese hombre, traicionando de esta manera los valores de la propia fe.

Recibir la señal de la bestia, por lo tanto, es adoptar los pensamientos de la bestia, su ideología (signo sobre la frente), y practicar las obras que la bestia ordena (signo sobre la mano). No tiene nada que ver con hacerse tatuajes sobre la mano o la frente, o introducir un chip.

La señal de la bestia en nuestros tiempos

El Apocalipsis, a diferencia de lo que piensan muchos, no es un libro que habla sólo del final de los tiempos. Comunica un mensaje que es siempre actual, porque ilumina la realidad de la persecución y el sufrimiento vivido por los cristianos de cada época.

A veces esta persecución se intensifica y se muestra más feroz.

Cada poder y cada tiranía que surge para buscar aniquilar al pueblo cristiano es una nueva bestia del Apocalipsis, como lo fue Nerón.

En los países dominados por dictaduras comunistas y en muchos países de mayoría musulmana vemos correr sin descanso la sangre de los mártires.

Incluso en Occidente la persecución es durísima, pero no hiere ni mata al cuerpo. Es peor: ataca y mata el alma. Por la imposición ideológica que se infiltra en nuestra cultura, en los medios de comunicación y en las instituciones educativas, los cristianos padecen una gran presión para negar a Jesucristo y aceptar los valores que Jesús y su Iglesia condenan.

De esta manera actúan a día de hoy muchos cristianos: frecuentan la Iglesia, practican las propias devociones, pero en el mundo actúan como paganos. Son el tipo de personas que tienen miedo a perder el trabajo, a ser excluidos por los amigos o a padecer los prejuicios a causa de su fe. Y abrazan las ideas del mundo, el espíritu del mundo.

La oposición a la idea de la inserción universal del microchip bajo la piel es más bien válida y razonable, pero no lo suficiente para decir que el chip es la señal de la bestia.

Estén atentos, porque este alarmismo sirve sólo para distraer y para desviarnos de lo que debe ser nuestro objetivo: nuestra conversión cotidiana, nuestra lucha contra los pecados, día tras día.

Las familias se están desintegrando, la castidad es rara, la herejía invade nuestros templos, el relativismo impera, la fe cristiana muere en Europa, el martirio flagela a los cristianos de Oriente. ¿Y la gente piensa todavía que la amenaza a nuestra salvación es un chip?


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